30 septiembre 2016

Ciudades incrédulas.

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Creer en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra vida.
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 13-16
«¡Ay de ti, Corazin! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Oración
Gracias, Señor, por tu amor y por el prodigio que me das, en este momento, al invitarme a dialogar contigo en esta meditación. Confío en Ti, Señor, y humildemente pongo mi mente, mi corazón, mi vida, en tus manos.

Petición
Jesús, ayúdame a guardar el silencio necesario para poder escucharte.

Meditación
Cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte... Él siempre está dispuesto a enseñarnos como salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza.

Esta confianza es una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos espera, se fía de nosotros así, tentados, pecadores, siempre abre horizontes. Y viceversa, el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra.

Reflexión
¡Ay de ti, que has visto muchos milagros y no te has convertido! Son muy duras las palabras de Cristo contra estas dos ciudades, ciudades que nos pueden representar si no creemos en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra vida.

¿Qué milagros ha hecho y no he creído? Cada uno en su vida personal puede decir cuántos son los milagros que Dios ha hecho en su propia vida, pero los más comunes son la Eucaristía, la conversión de nuestros corazones, las casualidades que no tienen otro fundamento que el querer de Dios, nuestra propia vida cuando hemos estado en riesgo de morir...

Lo que nos pide Cristo en este evangelio es que reflexionemos sobre todos esos milagros, esas gracias que Dios nos va dado, para que se las agradezcamos como verdaderos hijos, que aman a su Padre. Seamos agradecidos y pidamos la gracia de ver todo lo que Dios nos ha dado.

Propósito
Poner en mi agenda de actividades, el día en que voy a ir a confesarme.

Diálogo con Cristo
Señor, hazme darme cuenta que para escuchar y poder responder a tu llamada, debo limpiar mi mente y mi corazón en el sacramento de la confesión. No soy digno de ser tu discípulo misionero, por eso te pido me ayudes a crecer en la sinceridad y en la honestidad, para que sepa aprovechar los medios espirituales que me ofrece tu Iglesia.

29 septiembre 2016

Los ángeles, mensajeros de Dios.

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Siempre nos traen la alegría y esperanza en Dios. De los tres hemos de aprender a saber servir más que ser servidos.
Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Le dice Natanael: ¿De qué me conoces? Le respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió Natanael: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Oración introductoria
Señor, como Natanael, quiero ser sincero y auténtico, en mi mente y en mi corazón, para tener la posibilidad real de tener un encuentro de amor contigo en esta oración. Tú sabes que trato de ser fiel a mi fe, que confío en tu providencia y misericordia, y que te amo con todo mi corazón. Envía tu Espíritu Santo para que ilumine y guíe esta meditación.

Petición
Ángel de mi guarda, ayúdame a ser un auténtico discípulo y misionero de Cristo.

Meditación
Volviendo a la escena de la vocación, el evangelista nos dice que, cuando Jesús ve que Natanael se acerca, exclama: “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. Se trata de un elogio que recuerda al texto de un Salmo: “Dichoso el hombre […] en cuyo espíritu no hay fraude”, pero que suscita la curiosidad de Natanael, quien replica sorprendido: “¿De qué me conoces?”. La respuesta de Jesús no se entiende en un primer momento. Le dice: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.

Hoy es difícil darse cuenta con precisión del sentido de estas últimas palabras. Según dicen los especialistas, es posible que, dado que a veces se menciona a la higuera como el árbol bajo el que se sentaban los doctores de la ley para leer la Biblia y enseñarla, está aludiendo a este tipo de ocupación desempeñada por Natanael en el momento de su llamada.

Reflexión
Los grandes arcángeles de Dios testimonian para nosotros la fidelidad y la pasión y celo con que los hijos de Dios han de alabar a su Creador. Ellos, lejos de ser seres desconocidos y “mitológicos” representan los mejores compañeros de viaje, los mejores sanadores del corazón, los mejores defensores de los intereses de Dios en el mundo.

San Miguel es el fiero defensor de Dios. La narración del Apocalipsis nos lo muestra expulsando a satanás de los dominios de Dios, al gran traidor y padre de la mentira que osó rebelarse contra un Dios tan bondadoso. Encendido de celo por el Señor blandió la espada y arrojó a todos los obradores de iniquidad al único lugar en donde pudiesen soportar su soberbia y su rebelión. Por eso san Miguel es en quien el cristiano halla el mejor baluarte para defenderse de las asechanzas demoníacas y gran modelo de fidelidad a Dios. De él hemos de aprender el celo por las cosas de Dios, celo que consume de pasión y que lleva a una acción inmediata, tajante, sobre todo cuando Dios se está viendo ofendido por sus enemigos que incitan sin cesar a la rebelión y desunión.

San Gabriel quizás fue el más afortunado de entre todas las criaturas celestes. A él siempre lo mandaron a dar mensajes. A él le tocó dar el mensaje más hermoso jamás oído a la criatura más hermosa jamás vista. Hablar de él lleva irremediablemente a la contemplación de la Toda Pura, Nuestra Madre de cielo, María. Su ejemplo nos debe enseñar a predicar sin miedos los designios de Dios a nuestros hermanos en la fe y, sobre todo, a testimoniar las maravillas obradas por Dios en Ella. Levantemos confiados la mirada a la Madre y pidamos auxilio al arcángel mensajero para ser fieles a la palabra de Dios en el mundo.

San Rafael representa la mano providente de Dios que no se olvida de sus hijos que sufren en el mundo. A él le tocó sanar muchas heridas del cuerpo y, sobre todo, del alma. Por eso es el arcángel que cura, que alivia las penas del alma, que sabe confortar y comprender al que sufre. De él hemos de aprender a ser un consuelo más que un horrible peso, para el hermano que lo necesita. De él, la confianza inamovible en la acción cierta de Dios en el mundo.

De los tres hemos de aprender a saber servir más que ser servidos. Porque los ángeles son ministros de Dios. Y de los tres a estar pendientes de su cierta acción en favor nuestro. ¿Quién sabe si un día cualquiera hemos sido ayudados por un ángel del Señor?

No cerremos las puertas a nadie, no sea que se las estemos cerrando a uno de estos mensajeros, o más terriblemente, al mismo Señor de la vida y de la historia.

Propósito
Aprender de los Arcángeles, el deseo de servir siempre.

Diálogo con Cristo
Jesús, no quiero aparecer ni hacer más, mi aspiración es amarte más, y como consecuencia, a los demás. No pretendo conocer más, sino tener una relación íntima contigo. Por ello quiero ofrecerte mi esfuerzo de perseverar en la oración, de acrecentar mi vida sacramental y de meditar más tu Palabra, sólo así lograré mi anhelo y podré dar un testimonio que atraiga a los demás.

28 septiembre 2016

Jesús no tiene donde reclinar la cabeza.

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Seguir a Cristo como nuestro modelo de vida y con la confianza de ir por el camino adecuado.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62
Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré a donde quiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

Oración Introductoria
Señor, que esta oración renueve mi estilo de vida. Permite que sepa cultivar con esmero mi corazón de modo que siempre sepa responder a tu llamado, dándote el primer lugar en todo, único camino para lograr la santidad.

Petición
Jesús, dame la fuerza para aceptar todo lo que implique seguir tus pasos, sabiendo cortar con todo lo que pueda separarme de Ti.

Meditación
Jerusalén es la meta final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así llevar a cumplimiento su misión de salvación. Desde ese momento, después de esa “firme decisión”, Jesús se dirige a la meta, y también a las personas que encuentra y que le piden seguirle les dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada estable; saberse desprender de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia del pasado.

Pero Jesús dice también a sus discípulos, encargados de precederle en el camino hacia Jerusalén para anunciar su paso, que no impongan nada: si no hallan disponibilidad para acogerle, que se prosiga, que se vaya adelante. Jesús no impone nunca, Jesús es humilde, Jesús invita. Si quieres, ven. La humildad de Jesús es así. Él invita siempre, no impone.

Reflexión
Todos los hombres tienen un ídolo, una persona a quién imitar, se sienten atraídos por su forma de ser. Lo imitan en todo, buscan tener su misma marca de ropa, peinarse igual, en fin, su porte gira en lo que es esa persona. Éstas a menudo son artistas o cantantes. Pero hay algo que no hacen: poner límites a sus seguidores.

¿Qué tendría Cristo para atraer tanto a las multitudes? No cantaba ni actuaba. Lo único que hacía era dar a conocer el amor de Dios a los hombres. Ésta fue su arma para que muchos trataran de seguirlo, y aún hoy muchos jóvenes, hombres y mujeres lo siguen como ideal de vida.

En este evangelio se nos presenta un Cristo exigente: "quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de Mí". Son duras las palabras de la elección de Dios, por lo que comprenden, pero al mismo tiempo donan una paz y una felicidad inmensas dentro del alma, porque se sabe que ha sido Dios mismo quien ha llamado. No todos aceptan el llamado con generosidad, sino que al sentir el peso muchos lo dejan.

Dejemos que Dios nos hable en el corazón y si él nos llama digamos con sinceridad y generosidad que queremos seguirle, aún sabiendo las dificultades que allí encontraremos. Pidamos también en una visita o después de la comunión por las vocaciones para que mande obreros fieles a su mies.

Propósito
Mantenerme fiel a la doctrina de Cristo, aunque el ambiente sea contrario a mi fe católica.

Diálogo con Cristo
Jesús, te pido me des la docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Permite que sea un testigo de tu amor, auténtico y sincero, de manera que mi fe se manifieste en mis palabras, obras y acciones. Te pido me concedas la gracia para ser coherente con mi fe, especialmente cuando las circunstancias sean contrarias a ella.

27 septiembre 2016

He venido a salvar a los hombres.

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Perdonemos hoy con humildad a quien nos ofenda, a ejemplo de Cristo.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 51-56
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma? Pero volviéndose, les reprendió y dijo: No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos. Y se fueron a otro pueblo.

Oración Introductoria
Padre bueno, que fácilmente juzgo a los demás en vez de estar más alerta sobre mi propio comportamiento, por eso yo si quiero recibirte hoy en mi corazón, sé que tu presencia en mi vida logrará cambiar las actitudes negativas que me alejan de la santidad.

Petición
¡Ven Señor Jesús! Transforma mi debilidad en fuerza de amor.

Meditación
Cada uno de ustedes es un regalo de Dios para México y para el mundo. Su familia, la Iglesia, la escuela y quienes tienen responsabilidad en la sociedad han de trabajar unidos para que ustedes puedan recibir como herencia un mundo mejor, sin envidias ni divisiones. Por ello, deseo elevar mi voz invitando a todos a proteger y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza. Ustedes, mis pequeños amigos, no están solos. Cuentan con la ayuda de Cristo y de su Iglesia para llevar un estilo de vida cristiano. Participen en la Misa del domingo, en la catequesis, en algún grupo de apostolado, buscando lugares de oración, fraternidad y caridad. Eso mismo vivieron los beatos Cristóbal, Antonio y Juan, los niños mártires de Tlaxcala, que conociendo a Jesús, en tiempos de la primera evangelización de México, descubrieron que no había tesoro más grande que él. Eran niños como ustedes, y de ellos podemos aprender que no hay edad para amar y servir.

Reflexión
Podemos llamar a este pasaje “el evangelio del perdón sincero”. Cristo manda a sus apóstoles a prepararle el camino, para avisar a la gente de ese pueblo que iba a parar allí.

Pero esas personas de Samaría, en lugar de descubrir a Cristo entre el grupo de viajeros, sólo se fijaron en que “tenían intención de ir a Jerusalén”. En ese tiempo los samaritanos no se hablaban con los demás judíos que bajaban a Jerusalén. ¡Qué ofensa para Cristo! Por eso los apóstoles le preguntan si quiere que pidan que les caiga fuego del cielo. Esta propuesta de los apóstoles molestó más a Cristo que la ofensa recibida por el pueblo. ¿No vino Cristo a predicar el perdón? ¿No vino Cristo a morir por amor a toda la gente de ayer, de hoy y de siempre, para salvarnos y llevarnos al cielo? ¿Cómo, pues, iba a permitir que una pequeña ofensa mereciera un castigo así de grande? No. Y dice el Evangelio que Cristo les reprendió enérgicamente.

Por tanto, aprendamos de Cristo a perdonar. Pero a perdonar de corazón. Sí, nos cuesta, pero si pedimos ayuda a Cristo, nuestro corazón se liberará de un peso enorme, respirará paz, la paz que sólo Cristo da a los que se la piden y luchan por conseguirla y mantenerla.

Propósito
Perdonemos hoy a aquel que nos ofenda, a ejemplo de Cristo, que murió en esa Cruz y se ofreció como víctima al Padre tanto por los que le iban a amar como por los que le iban a crucificar.

Diálogo con Cristo
Jesucristo, quiero recibirte en mi interior con sencillez, apertura y humildad. Me pongo de rodillas ante Ti y te digo que acepto tu Reino. Quiero configurar toda mi vida con tu Evangelio. Quiero cambiar mis criterios, mis reacciones altaneras, para que todo lo haga por amor. Quiero saber agradecer y valorar a tantas personas santas que has puesto en mi camino. Dame tu gracia para que todo esto sea posible.


26 septiembre 2016

¿Quién será el mayor?.

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Si queremos llegar a Cristo, el camino es la sencillez y humildad, hacernos pequeños ante los demás. Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50
En aquel tiempo se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor». Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».

Oración
Dios mío, permite que tenga este rato de oración con la sencillez, la confianza y la docilidad del corazón de un niño, consciente de mi pequeñez, de mi fragilidad y necesidad de dependencia, por ello te suplico, ven Espíritu Santo.

Petición
Señor, ayúdame a llevar a la práctica todas las enseñanzas que me deja tu Palabra.

Meditación
«La clave para descubrir el fundamento interno de esa singular experiencia [...], de ese estar abiertos a la participación en el conocimiento del Hijo: "Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". La pureza de corazón es lo que nos permite ver. Consiste en esa sencillez última que abre nuestra vida a la voluntad reveladora de Jesús. Se podría decir también: nuestra voluntad tiene que ser la voluntad del Hijo. Entonces conseguiremos ver. Pero ser hijo significa existir en una relación; es un concepto de relación. Comporta abandonar la autonomía que se encierra en sí misma e incluye lo que Jesús quería decir con sus palabras sobre el hacerse niño. De este modo podemos comprender también la paradoja que se desarrolla ulteriormente en el Evangelio de Juan: que Jesús, estando sometido totalmente al Padre como Hijo, está precisamente por ello en total igualdad con el Padre, es verdaderamente igual a El, es uno con El»

Reflexión
En esta ocasión, los discípulos también se preocupan por saber quién sería el mayor de entre ellos. Suele suceder que en un grupo humano siempre hay uno o unos pocos que mandan y que en definitiva son los importantes. Los importantes en este mundo ocupan los primeros puestos, tienen muchos servidores a su disposición y quieren que se les tome en cuenta.

Cristo conocía el corazón humano y conocía el corazón de sus doce pescadores. Por ello, les previene de la forma más sencilla, a través del ejemplo de un niño. Porque si hay alguien en esta vida que nos da ejemplo de sencillez, naturalidad, candidez, franqueza son los niños. Quien sino ellos son el ejemplo auténtico de humildad de espíritu.

Por tanto, recibir a un niño en medio de nosotros significa acoger en nuestro corazón todas las virtudes que él representa. Y del mismo modo si queremos llegar a Cristo no nos queda otro camino más que el de la sencillez y humildad, el del servicio desinteresado a nuestro prójimo y en definitiva el camino de hacernos pequeños ante los demás que significa cortar todo engreimiento, vanidad y presunción delante de nuestro prójimo, y vivir para los demás olvidado totalmente de uno mismo.

Propósito
Confiar humildemente en que, unido a Cristo, puedo alcanzar la santidad con la sencillez de un niño.

Diálogo con Cristo
Jesús, Tú alabas la sencillez, la pureza, la apertura y la docilidad de los niños. Me pongo de rodillas y te digo que quiero ser una persona casta, pura, que pueda mirar directamente a los demás, con respeto y con amor fraterno.

25 septiembre 2016

Lázaro y el rico.

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Del santo Evangelio según San Lucas 16, 19-31
En aquellos días dijo Jesús esta parábola: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. «Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.” Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros.” «Replicó: “Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento.” Díjole Abraham: “Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan.” El dijo: “No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán.” Le contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite.”»

Reflexión
Esta parábola que acabamos de escuchar es una ilustración de aquella bienaventuranza que todos conocemos: “Felices los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios” (Lc 6.20).

A primera vista, la parábola da la impresión de que el cielo no es más que el revés de la tierra. Parece ser que nuestra situación económica determinará por sí sola cuál ha de ser nuestra condición eterna. Lázaro es llevado hasta Abrahán sin que nos lo hayan presentado como hombre virtuoso, sino que va al cielo, simplemente porque era pobre.

Y Jesús, por otra parte, no le llama al rico “un rico malvado”, sino simplemente “un rico”, como tantos otros.

Y este rico no es acusado de haberle robado a Lázaro; no lo ha maltratado, ni lo ha explotado. Tampoco dice que se haya negado a darle limosna. Lo que dice el Evangelio es que, simplemente no lo vio a Lázaro.

El rico no ve al pobre. Un proverbio dice: “Si quieres hacerte invisible, hazte pobre”. Al pobre no le ve nadie, nadie se fija en él. Puede uno pasar su vida entera sin ver a los pobres. El pecado del rico de la parábola es no haber visto a Lázaro echado a su puerta.

Y la sanción por ese pecado es terrible: el que no haya visto al pobre en esta vida, no lo verá jamás en la otra. El que no haya tratado, acogido, amado al pobre en este mundo, tampoco lo encontrará en el más allá.

La distancia que hayamos puesto entre el pobre y nosotros, es la misma que hemos establecido entre Dios y nosotros. Porque el Reino de Dios es para el pobre, y el que se aparta del pobre, se aparta de Dios.

Por eso, el rico se condena por su propia culpa, pero se trata de un pecado de omisión. Y es tan natural en el rico, tan común en su ambiente este pecado de omisión, que se necesita tiempo para saber adivinarlo.

El mensaje principal de la parábola se dirige entonces, en primer lugar, a los ricos. Es para sacarlos de su ceguera y de su inconsciencia. Porque los ricos se están preparando un porvenir terrible con esa vida tan aislada, tan separada de los demás.

Su endurecimiento es tan grande que Abrahán afirma que ni siquiera es capaz de sacudirlos y cambiarlos, la aparición de un muerto.

Y resulta que uno de ellos ha vuelto de los infiernos: Jesucristo ha resucitado de entre los muertos y nos ha ofrecido la verdadera vida, la que vence a la muerte y a sus tormentos. Pero, ¿cuántos ricos se han convertido por ello?

Tal vez se han hecho bautizar y confirmar, se confiesan y comulgan, reciben la extrema unción pero se olvidan de lo esencial, de aquella advertencia que el Señor les dirige: “¡En el cielo no hay más que pobres!”

¿Qué podemos hacer, entonces, por nuestros hermanos ricos? En primer lugar, hemos de amarlos. Porque son nuestros hermanos más pobres, los que más necesidad tienen de nuestro amor. Se ha dicho, no sin cierta ironía: “Lo que tengas de más, dalo a los ricos”. Sí, tenemos algo que dar a los ricos: nuestra piedad, nuestro amor y, sobre todo, aquellas palabras terribles de Cristo.

El peor servicio que podemos hacerles es el de callarnos. Porque es tan desgraciado el rico. No aumentemos sus desgracias, escondiéndole o suavizándole el mensaje que Jesús le ha dirigido. Lo está traicionando su propia riqueza. No es justo que tenga que sufrir además la traición del silencio de los cristianos.

Queridos hermanos, estamos hablando de los ricos como si se tratara solamente de los demás y que todos nosotros no tuviéramos nada que ver con ellos. Pero pienso que todos albergamos en nosotros algo de esa actitud de los ricos: de no querer ver a los que son más pobres que nosotros, de levantar una barrera entre hermanos, de distanciarnos de aquellos que no nos sirven para nuestros intereses personales.

Además, ¿quién de nosotros no quisiera ser también un rico ya que es la gran aspiración de nuestra sociedad actual? ¿Quién no tiene esa misma ansiedad de tener más en lugar de ser más?

¡Que nuestro Señor Jesucristo y su Madre, la Santísima Virgen, nos den la gracia de conquistar más plenamente y de conservar siempre el espíritu y la actitud de pobres!

24 septiembre 2016

El Hijo del hombre va a ser entregado.

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Jesús aceptó la muerte y sólo así nos trajo la salvación.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 43-45
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.

Oración Introductoria
Ven Espíritu Santo, ilumina mi mente y mi voluntad para que nunca tema acercarme a mi Padre celestial en la oración. Hazme dócil a tus inspiraciones y ayúdame a corresponder a ellas con generosidad.

Petición
Jesús, ayúdame a entender, y a vivir, lo que hoy me quieres decir en esta oración.

Meditación
El Hijo del hombre va a ser entregado a las manos de los hombres», estas palabras de Jesús congelan a los discípulos que pensaban en un camino triunfal. Palabras que se mantenían misteriosas para ellos porque no entendían el sentido y tenían miedo de interrogarlo sobre este argumento.

Tenían miedo de la Cruz. El mismo Pedro, después de esa confesión solemne en la región de Cesarea de Felipe, cuando Jesús dice esto otra vez, reprendía al Señor: '¡No, nunca, Señor! ¡Esto no!' Tenía miedo de la Cruz, pero no solo los discípulos, no solo Pedro, ¡el mismo Jesús tenía miedo de la Cruz! Él no podía engañarse, Él sabía. Tanto era el miedo de Jesús que esa tarde del jueves sudó sangre; tanto era el miedo de Jesús que casi dijo lo mismo que Pedro, casi... «Padre, aparta de mí este cáliz. Pero que ¡se haga tu voluntad!» ¡Esta era la diferencia!".

La Cruz nos da miedo también en la obra de evangelización, pero está la regla que el discípulo no es más grande del Maestro. Está la regla que no hay redención sin la efusión de la sangre, no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz.

Reflexión
Los discípulos de Jesús estaban asustados y no se atrevían ni a preguntar por el significado de sus palabras. Hablar de muerte no es fácil a nadie, porque es enfrentarse con el misterio y lo que nos trasciende no tiene explicación, sino que hay que aceptarlo en la fe y en la confianza. Jesús aceptó la muerte desde el abandono en su Padre y sólo así fue capaz de atraer sobre nosotros la salvación.

¡Cuántas veces nosotros nos perdemos en preguntas y cuántas otras no somos capaces ni de cuestionarnos por miedo a la respuesta!. Dios nos sorprende siempre en su infinito amor, y es la confianza y el amor lo que nos tiene que mover en la vida porque el temor paraliza y nos deja sin fuerzas para actuar. El que ama ha pasado de la muerte a la vida; por eso echemos fuera el miedo y vivamos en la plenitud del amor.

Propósito
Rezar una oración por el día de mi muerte porque solo Dios conoce el día y la hora que estaremos en su Presencia.

Diálogo con Cristo
Padre del Cielo y de la tierra, que no abandonas nunca la obra de tus manos, te pedimos alejes de nosotros todo temor, para que viviendo en la plenitud de tu amor sepamos dar testimonio de tu bondad y así nos hagamos creíbles ante los hombres.

23 septiembre 2016

¿Quién dice la gente que soy yo?.

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El que confiesa a Jesús como el salvador, su vida estará llena de alegría y paz.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-22
Y sucedió que mientras Él estaba orando a solas, se hallaban con Él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado». Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios». Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie. Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día».

Oración introductoria
Señor, Tú supiste buscar el mejor lugar y el mejor momento para la oración. Hoy yo quiero hacer lo mismo. Ven, Espíritu Santo, te pido que al comenzar esta meditación enciendas en mí el fuego de tu amor. Hazme dócil a tus inspiraciones y ayúdame a corresponder a ellas con generosidad.

Petición
Jesús, ayúdame a tener ese conocimiento interno de Ti que es un don del Espíritu Santo.

Meditación
El Evangelio que hemos escuchado nos presenta un momento significativo del camino de Jesús, en el que pregunta a los discípulos qué piensa la gente de él y cómo lo consideran ellos mismos. Pedro responde en nombre de los Doce con una confesión de fe que se diferencia de forma sustancial de la opinión que la gente tiene sobre Jesús; él, en efecto, afirma: "Tú eres el Cristo de Dios". ¿De dónde nace este acto de fe? Si vamos al inicio del pasaje evangélico, constatamos que la confesión de Pedro está vinculada a un momento de oración: "Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él". Es decir, los discípulos son incluidos en el ser y hablar absolutamente único de Jesús con el Padre. Y de este modo se les concede ver al Maestro en lo íntimo de su condición de Hijo, se les concede ver lo que otros no ven; del "ser con él", del "estar con él" en oración, deriva un conocimiento que va más allá de las opiniones de la gente, alcanzando la identidad profunda de Jesús, la verdad.

Reflexión
Hay preguntas que no admiten evasivas. En un momento central de la vida cada uno tiene que enfrentarse consigo mismo para hacer luz en su conciencia. Puede ser este el punto de arranque para lograr una vida más serena y comprometida.

Jesús es el Mesías, como reconoce Pedro, pero este mesianismo no se mostrará plenamente más que en la cruz y en la resurrección. Es la piedra de toque. Un cristiano no se entenderá sin la vivencia de la cruz y de la resurrección. Acompañar a Jesús en el triunfo a todos nos agrada, pero seguirlo hasta la muerte requiere coraje, y resulta más fácil salir con evasivas que ligarte a un compromiso que pone en riesgo tu vida. Seguir al Mesías, y un Mesías crucificado, es lo que nos autentifica como cristianos; lo que nos da fuerza para aceptar el dolor; lo que nos capacita para dar una palabra de esperanza ante el sin sentido de la injusticia; lo que nos llena de alegría y paz el sabernos amados por Dios. El que confiesa a Jesús como el salvador de su vida y de la historia, ese es discípulo del Mesías.

Propósito
Revisar la cantidad y calidad de tiempo que dedico diariamente a mi oración personal, ¿cómo puede mejorar?

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, purifica nuestros labios para que podamos confesar tu nombre en medio de un mundo autosuficiente, y que la alegría de vivir contigo sea motivo para que los hombres te reconozcan como el Mesías, salvador del mundo.

22 septiembre 2016

¿Quién es éste de quien oigo tales cosas?.

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Nosotros también tenemos ganas de ver a Cristo, queremos conocerle y estar con El. 
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas? Y buscaba verle.

Oración Introductoria
Espíritu Santo, ven a mi encuentro, guía mi oración, para conocerte, no por curiosidad, sino porque quiero seguirte y amarte más. Ilumina mi mente y despierta en mí el deseo de vivir con entusiasmo y, sobre todo, con mucho amor.

Petición
Señor, purifica mi intención en este momento de oración y en todas las actividades de este día.

Meditación
En la ciudad santa, donde Jesús fue por última vez, hay mucha gente. Están los pequeños y los sencillos, que han acogido festivamente al profeta de Nazaret reconociendo en Él al Enviado del Señor. Están los sumos sacerdotes y los líderes del pueblo, que lo quieren eliminar porque lo consideran herético y peligroso. También hay personas, como esos “griegos”, que tienen curiosidad por verlo y por saber más acerca de su persona y de las obras realizadas por Él, la última de las cuales -la resurrección de Lázaro- causó mucha sensación.

“Queremos ver a Jesús”: estas palabras, al igual que muchas otras en los Evangelios, van más allá del episodio particular y expresan algo universal; revelan un deseo que atraviesa épocas y culturas, un deseo presente en el corazón de muchas personas que han oído hablar de Cristo, pero no lo han  encontrado aún. “Yo deseo ver a Jesús”, así siente el corazón de esta gente.

Respondiendo indirectamente, de modo profético, a aquel pedido de poderlo ver, Jesús pronuncia una profecía que revela su identidad e indica el camino para conocerlo verdaderamente: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre”. ¡Es la hora de la Cruz! Es la hora de la derrota de Satanás, príncipe del mal, y del triunfo definitivo del amor misericordioso de Dios. […] La hora de la Cruz, la más oscura de la historia, es también la fuente de salvación para todos los que creen en Él.

Reflexión
¿Quién es este hombre que congrega a las multitudes, este hombre que cura a los enfermos, este hombre que nos habla de un Reino nuevo y a quien el mar y el viento obedecen? ¿Es un reformador social? ¿Un nuevo profeta? ¿Un revolucionario? ¿O el hombre más genial de todos los tiempos?

Hoy nos surge también a nosotros el mismo deseo que a Herodes. Tenemos ganas de ver a Cristo. Queremos conocerle y estar con El.

Estamos contigo, Cristo. No podemos reprimir el decirte, como Pedro, "Tú eres el Hijo de Dios vivo". Gracias, Señor, por haber entrado en nuestras vidas. Por haber irrumpido en la historia de la humanidad. Por haber cambiado los destinos de los hombres.

Lo mismo que la historia se cuenta ahora a partir de tu nacimiento, queremos también que nuestras vidas se cuenten a partir de este encuentro contigo.

Ayúdanos a llevar esta Buena Noticia a los hombres, a cambiar la historia como Tú lo hiciste. Te buscamos, ven a encontrarte con nosotros y colma nuestros anhelos.

Herodes no sabía quién eras. Nosotros sabemos que Tú eres el Hijo de Dios, y que sólo Tú tienes palabras de vida eterna.

Propósito
En el lugar adecuado, darme el tiempo y el silencio necesarios para la oración. Queremos estar con Jesús, en este diálogo íntimo de hoy, en esta oración, en la que quiero ver Tu rostro para poder darlo a conocer a los nuestros.

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por concederme la gracia, la confianza y el gran consuelo de poder dialogar contigo, porque por tu inmensa generosidad no sólo te conozco sino que tengo la seguridad que Tú siempre estás dispuesto a darme tu gracia y cercanía. Ayúdame a pasar este día haciendo el bien.

21 septiembre 2016

Misericordia quiero, y no sacrificio.

BY enformacondios IN No comments


No necesitan médico los que están sanos sino los que estamos mal.
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

Oración preparatoria
Señor, yo también quiero dejar todo para estar sólo contigo en esta oración. Concédeme desprenderme de todas mis preocupaciones para poder escuchar y ser dócil a las inspiraciones de tu Santo Espíritu.

Petición
Señor, cúrame de todo aquello que me aleje de cumplir tu voluntad.

Meditación
Jesús acoge en el grupo de sus íntimos a un hombre que, según la concepción de Israel en aquel tiempo, era considerado un pecador público. En efecto, Mateo no sólo manejaba dinero considerado impuro por provenir de gente ajena al pueblo de Dios, sino que además colaboraba con una autoridad extranjera, odiosamente ávida, cuyos tributos podían ser establecidos arbitrariamente. Por estos motivos, todos los Evangelios hablan en más de una ocasión de "publicanos y pecadores", de "publicanos y prostitutas". Además, ven en los publicanos un ejemplo de avaricia: sólo aman a los que les aman y mencionan a uno de ellos, Zaqueo, como "jefe de publicanos, y rico", mientras que la opinión popular los tenía por "hombres ladrones, injustos, adúlteros". Ante estas referencias, salta a la vista un dato: Jesús no excluye a nadie de su amistad. Es más, precisamente mientras se encuentra sentado a la mesa en la casa de Mateo-Leví, respondiendo a los que se escandalizaban porque frecuentaba compañías poco recomendables, pronuncia la importante declaración: "No necesitan médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".

Reflexión
Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.

Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, comos eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡El sabe lo que hace!"

Propósito
Buscar un acercamiento o tener un acto de caridad con esa persona que «me cuesta» aceptar.

Diálogo con Cristo
Señor, gracias por invitarme a seguirte, a ser tu discípulo y misionero. Ardientemente deseo tener la fe y el amor suficiente para responder con prontitud a tu llamado. Quiero salir de esta oración con la sabiduría, la fuerza y la alegría, que logre contagiar de tu amor a los demás. Siguiendo el ejemplo de María, y por su intercesión, te pido que sea fermento y canal para comunicar tu amor en mi familia, en mi profesión, en el círculo de mis amigos.

20 septiembre 2016

¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?

BY enformacondios IN No comments


Todos los actos en favor de los demás, son la respuesta de alguien que es como yo, hijo de Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte. Pero él les respondió: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen.

Oración introductoria
Señor, yo escucho tu palabra y confío que, con tu gracia, la puedo poner en práctica. En esta oración quiero dejar a un lado mis pequeñas preocupaciones porque quiero estar todo para Ti.

Petición
Padre Santo, señálame el camino que debo seguir en este día para hacerte presente en el mundo.

Meditación
Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica». Por eso, para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. Escuchar la Palabra de Dios es leer y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo a mí, con esta palabra? Y así nuestra vida cambia. Cada vez que hacemos esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón.

Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: '¿qué me dice Dios en esta Palabra?' Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros.

Por otro lado, poner en práctica lo que se escucha no es fácil, porque es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios. Algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender. Asimismo, Cristo es misericordioso y perdona a todos, espera a todos, porque es paciente. Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas.

Reflexión
El bautismo nos introduce en una nueva realidad: la de ser hijos de un mismo Padre y hermanos de todos los miembros de la Iglesia, porque así lo dijo Jesús.

La paternidad o maternidad física, siendo muy importantes, no lo constituyen todo para la persona. Porque cada hombre o mujer no depende únicamente de sus progenitores, sino sobre todo de Dios, que da el ser a todo cuanto existe.

Jesucristo insistió a sus discípulos en el tema de la fraternidad universal. Por este motivo, cualquier persona que sufre debe constituir un reclamo para mí. No puedo quedar indiferente, porque ¡se trata de mi hermano! ¿Cómo puedo abandonarle?

Este es el fundamento de la caridad cristiana. Todos los actos en favor de los demás, por ejemplo dar limosna a los pobres, no son un gesto filantrópico, sino que deben ser la respuesta a la necesidad de alguien que es como yo, hijo de Dios.

Quizás si profundizásemos un poco en esta verdad, cambiaría completamente nuestro trato con los desconocidos. Seguramente se nos ensancharía el corazón al pensar que el alumno que tengo en clase, la señora que atiendo en la oficina, el trabajador que está en la calle, es hijo de Dios y hermano mío. Ya no serían extraños para nosotros, sino que podrían decir de ellos: "Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte".

Propósito
Revisar qué estoy haciendo para dar a conocer a Cristo en mi propia familia.

Diálogo con Cristo
Jesucristo, hazme un apóstol que logre encender en muchos corazones el fuego de tu amor. Dedicar mi tiempo a Ti, Señor, es la forma en que puedo dar un sentido real y trascendente a mi vida. ¡Cuántas personas cercanas aún no han descubierto cuál es la forma en que pueden tener un encuentro contigo! Por eso te pido que me ayudes a vivir de tal manera, que mi testimonio pueda llevar tu mensaje de amor a todos los que me rodean.

19 septiembre 2016

No hay nada oculto.

BY enformacondios IN No comments


Todo lo que tengo es don y gracia recibida, destinada a iluminar mi camino y el de los demás.
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo Jesús dijo a la muchedumbre: «Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará».

Oración
Señor, ayúdame a hacer esta meditación con un corazón desprendido, consciente que todo lo que tengo es don y gracia recibida, destinada a iluminar mi camino y el de los demás. Me pongo ante tu presencia, ¡ven Espíritu Santo!

Petición
Señor Dios, que sepa superar toda dificultad, temor o tribulación que me aparte de cumplir mi misión de ser luz para los demás.

Meditación
Esta asamblea brilla en los diversos sentidos de la palabra: en la claridad de innumerables luces, en el esplendor de tantos jóvenes que creen en Cristo. Una vela puede dar luz solamente si la llama la consume. Sería inservible si su cera no alimentase el fuego. Permitid que Cristo arda en vosotros, aun cuando ello comporte a veces sacrificio y renuncia. No temáis perder algo y quedaros al final, por así decirlo, con las manos vacías. Tened la valentía de usar vuestros talentos y dones al servicio del Reino de Dios y de entregaros vosotros mismos, como la cera de la vela, para que el Señor ilumine la oscuridad a través de vosotros. Tened la osadía de ser santos brillantes, en cuyos ojos y corazones reluzca el amor de Cristo, llevando así luz al mundo. Confío que vosotros y tantos otros jóvenes sean llamas de esperanza que no queden ocultas. "Vosotros sois la luz del mundo". Dios es vuestro futuro. Amén.

Reflexión
¿Qué es esto de que al que tiene se le dará? Si ya tiene para qué darle mas. ¿ y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener? Es una injusticia quitarle lo poco que tiene. ¿Cómo entender esta enseñanza evangélica?

Quién vive seguro en sus cosas pensando que con comer y vestir tiene resuelta su vida, ahí mismo se queda atrapado y poco a poco se va ahogando en su propio egoísmo. Es como el que teniendo dinero en el banco se fía de los intereses y se dedica a gastar; si no hace ingresos , poco a poco el dinero se agota y pierde lo que tenía.
Por el contrario una persona que vive de los valores del espíritu, que goza compartiendo su tiempo y su dinero con los hombres, su vida se carga de densidad, sus fuerzas se renuevan y todo parece renacer cada día.

Es cuestión de jugar a la banca rota del AMOR: dando te enriqueces; cuanto más te entregas más te posees. Es la paradoja del evangelio: morir para nacer; servir para reinar; dar para recibir...

Propósito
Vivir los valores del espíritu, gozar compartiendo mi tiempo y dinero con los demás.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, que viniste a luminar el mundo, te pedimos quieras acogernos en el esplendor de tu verdad para que guiados por tu luz caminemos siempre en la paz y podamos servir a nuestros hermanos con amor

18 septiembre 2016

"Habiendo prisa, primero el dinero y después misa".

BY enformacondios IN No comments


Dos viejos rivales son Dios y el dinero. Cristo ha advertido que no se puede servir a dos amos.
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-13
Decía también a sus discípulos: Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu ministración, porque ya no podrás seguir administrando." Se dijo a sí mismo el administrador: ¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas. Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Respondió: Cien medidas de aceite." El le dijo: Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Tú, ¿cuánto debes?" Contestó: "Cien cargas de trigo. Dícele: Toma tu recibo y escribe ochenta. El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.

Oración introductoria
Señor, comienzo esta oración haciendo un acto de desprendimiento de todo lo que soy y de lo que tengo. Todo lo bueno es tuyo y quiero ponerlo ahora a tus pies y ofrecértelo. Todo lo he recibido de Ti y todo quiero usarlo para tu gloria, para tu servicio y para hacer el bien a los demás. Ayúdame a hacer esta oración con un corazón desprendido y generoso para poner un sincero empeño en crecer en el amor a Ti y a los demás.

Petición
Jesús, ayúdame hoy a hacer el esfuerzo de vivir con autenticidad mi fe católica.

Meditación
Deseo dirigir a todos la invitación a la solidaridad, y a los responsables de la cuestión pública el aliento a esforzarse por dar nuevo empuje a la ocupación; esto significa preocuparse por la dignidad de la persona; pero sobre todo quiero decir que no se pierda la esperanza. También san José tuvo momentos difíciles, pero nunca perdió la confianza y supo superarlos, en la certeza de que Dios no nos abandona. Y luego quisiera dirigirme en especial a vosotros muchachos y muchachas, a vosotros jóvenes: comprometeos en vuestro deber cotidiano, en el estudio, en el trabajo, en la relaciones de amistad, en la ayuda hacia los demás. Vuestro futuro depende también del modo en el que sepáis vivir estos preciosos años de la vida. No tengáis miedo al compromiso, al sacrificio, y no miréis con miedo el futuro; mantened viva la esperanza: siempre hay una luz en el horizonte.

Reflexión
Dos viejos rivales son Dios y el dinero. Cristo ha advertido que no se puede servir a dos amos, que no se puede servir a Dios y al dinero, pero parece que el hombre se empeña en hacer todo lo contrario; pretende servir al dinero e incluso servirse de Dios. Hoy el hombre está más pendiente de la bolsa de valores o de la equivalencia del dólar, que de socorrer a los pobres, “la caja de caudales celestial” como decía San Francisco. Hoy el hombre no puede guardar, ya no se puede guardar, pero pretende disfrutar y tener la mejor posición aunque para eso tenga que pasar por sobre sus propios hermanos.

La historia se repite, pues Amòs, un profeta muy simpático pero muy claridoso, que habló al pueblo hebreo unos ocho siglos antes de Cristo, ya señalaba cómo el hombre no descansa el día domingo, e incluso le molesta la presencia del domingo, pues eso le obliga a no trabajar a no ganar, a no disfrutar. Me permito hacer una traducción libre de Amós: "Escuchen esto los que buscan al pobre sólo para arruinarlo, y andan diciendo: "¿Cuándo pasará el descanso del domingo para vender nuestro trigo, y la última versión de las computadoras, o la televisión con tecnología más avanzada, o el refri que hace hielitos y conserva espléndidamente los alimentos, o el nuevo celular o el radio más potente, o los nuevos cosméticos que te harán ver más joven, o la operación quirúrgica que te quitará unos cuántos kilos para que puedas disfrutar de nuevas comilonas?" Disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran las balanzas, obligan a los pobres a venderse, a las secretarias a entregarse, obligan a los pobres a venderse, a la mujer con muchos hijos a proporcionar un lascivo placer por unos cuántos pesos, y por unos cuántos pesos corrompen a los niños y a los adolescentes, poniendo droga en sus manos o abusando de sus frágiles cuerpecitos, y hasta venden el salvado como trigo, el garbanzo como café, los compuestos químicos como productos naturales y la fayuca (productos de contrabando y adulterados en México) como ropa, zapatos y perfumes de marca". Todo esto lo dice Amòs, para llegar a afirmar con todo el peso de las palabras: "El Señor lo ha jurado: No olvidaré ninguna de sus acciones".

Podremos pasarnos de listos, pero el Señor está pendiente de todo, y llegará el día, en que él "Levantará del polvo al desvalido y sacará al indigente del estiércol, para hacerlo sentar entre los grandes, entre los jefes de su pueblo".

Creo que Amós fue claro con su pueblo, pero Cristo se percató de que los hombres no se había dado por aludidos, por eso nos contó una historia que transmito también en versión libre: El gerente de una empresa fue pescado en una "tranza" y fue despedido de su trabajo, pero como éste era muy hábil y muy ingenioso, se puso a pensar en su futuro, cuando ya fuera echado del trabajo, y dicho y hecho, se dio a la tarea de llamar a los clientes morosos de la empresa y a uno que debía cien barriles de aceite le pidió que declara sólo cincuenta, y a otro que debía cien sacos de trigo, le ofreció rebajárselos a ochenta. De esta manera ingeniosa, el dueño reconoció la astucia y el ingenio del antiguo gerente.

Sin duda alguna que alguno de los lectores se sorprenderá que Cristo haya escogido a un ladrón y a un defraudador como ejemplo, pero Cristo quiere dejar en claro que no alaba la sinverguenzada, ni la falta de escrúpulos ni muchos menos la estafa, sino que lo puso como ejemplo por la astucia con la que había procedido. Todo esto para llegar a otra afirmación muy fuerte: "Ciertamente los hijos de este mundo son mas hábiles en sus negocios que los hijos de la luz" y para prevenir de la necesidad de valerse del dinero, tan lleno de injusticias, para ganarse amigos, para socorrer a los que no pueden recompensarnos en este mundo, pero que nos recibirán, ellos mismos en el cielo.

Cristo vuelve a poner sobre el tapete, la gran dificultad de tener dinero en la mano sin corromperse y sin encandilarse. El dinero que es causa de la proliferación de la droga, la venta de armamento a países, de la guerra étnica en algunas naciones, y de la corrupción de no pocos gobernantes en cualquier latitud del planeta que levantan un altar a este dios insaciable. El que tiene dinero, impone su fuerza y señala las reglas del juego. El que lo tiene, dicta las condiciones y los demás no tienen más remedio que aceptar, aunque en sus corazones anide el deseo de venganza y de violencia. Hemos llegado a envidiar al que lo tiene y admiramos al que ha sabido amasarlo. Pero San Juan Crisóstomo sostiene que detrás de toda fortuna, se esconde una injusticia: "forzosamente el principio y la raíz de tus riquezas proceden de la injusticia. Porque Dios al principio no hizo a uno rico y al otro pobre, sino que dejó a todos la misa tierra. ¿De dónde, pues, siendo la tierra común, tienes tú tantas y tantas hectáreas de terreno y tu vecino ni unos cuántos metros dónde construir su casita?"

Sin pretender decir la última palabra sobre el dinero, me ha parecido ingenioso lo que dice Andrés Pardo. Sobre el dinero, hay que saber GANARLO, para eso nos dio el Señor la capacidad, el ingenio y dos fuertes brazos, GASTARLO, dejarlo que corra, no detenerlo, no atajarlo, no atesorarlo, COMPARTIRLO, eso es lo que puede ser nuestra gran riqueza, nuestro gran tesoro, lo que ponemos en manos de los demás, y finalmente, DESPRECIARLO, no convertirlo en nuestro dios, no dejarlo que nos esclavice, pues Papini decía que la moneda "es la hostia infame del dinero, y quien lo ama y lo recibe con júbilo, se comunica visiblemente con el demonio. Quién toca el dinero con voluptuosidad, toca, sin saberlo, el excremento del demonio. Entre todas las cosas inmundas que el hombre ha manufacturado para ensuciar la tierra y ensuciarse él mismo, quizás sea la moneda la más inmunda de todas ellas".

Propósito
Que la oración en la fe nos haga considerar que Dios tiene que ocupar el primer lugar en el corazón y las riquezas y el afán y el poder de dinero lo último.

17 septiembre 2016

Explicación de la parábola del sembrador.

BY enformacondios IN No comments


Que la Palabra de Dios entre como una semilla y de fruto en nuestro corazón.
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 4-15
En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente, y viniendo a él de todas las ciudades, dijo en parábola: Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó al borde del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre terreno pedregoso, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga. Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los del borde del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

Oración Introductoria
Padre mío, quiero tener un corazón bueno y bien dispuesto para ser esa tierra buena que acoja tu semilla y la haga fructificar. Los afanes, dificultades y distracciones de la vida ordinaria pueden ahogar fácilmente esta semilla, por ello te pido humildemente que tu gracia la riegue y fertilice en esta meditación.

Petición
Jesús, concede que la semilla de tu gracia crezca y dé muchos frutos para estar cerca de ti y llevarte a los demás.

Meditación
Para hablar de salvación, se recuerda aquí la experiencia de cada año que se renueva en el mundo agrícola: el momento difícil y fatigoso de la siembra, y la alegría tremenda de la recogida. Una siembra que se acompaña con las lágrimas, porque se tira lo que todavía se podría convertir en pan, exponiéndose a una espera llena de inseguridades: campesino trabaja, prepara el terreno, esparce la semilla, pero, como tan bien ilustra la parábola del sembrador, no sabe donde caerá esta semilla, si los pájaros se la comerán, si se echará raíces, si se convertirá en espiga. Esparcir la semilla es un gesto de confianza y de esperanza; es necesario el trabajo del hombre, pero luego se entra en una espera impotente, sabiendo que muchos factores serán determinantes para el buen resultado de la recogida y que el riesgo de un fracaso está siempre presente. [...] En la cosecha todo se transforma, el llanto termina, deja su lugar a gritos de alegría exultante.

Reflexión
Todos los hombres, de todos los países y épocas, hemos recibido la redención de Cristo. El pagó por todos los pecados; los de ayer, los de hoy y los de mañana. A todos se nos han abierto las puertas del cielo.
Sin embargo, la actitud de cada uno ante este regalo de infinito valor es muy diversa.
Para algunos, Cristo no representa nada en su vida. O porque no han recibido todavía su mensaje, o porque no les interesa. Dan verdadera lástima, porque viven sin saber a lo que están llamados. Pasan los años como si todo terminase aquí, sin más esperanza.
Otros han oído hablar del Señor, pero su fe es superficial. Viven metidos en el pecado sin preocuparse lo más mínimo. Son los cristianos que han adaptado sus costumbres a las del mundo. Piensan que así están bien y que al final todo se solucionará. Pero sus malas acciones le duelen profundamente al Corazón de Jesús.
Sin embargo, un número considerable de personas es consciente de que realmente Dios les ama y tiene un plan de salvación para cada uno. Son los que, a pesar de sus limitaciones y caídas, se levantan y siguen por el camino que Cristo les ha marcado. Son los que han acogido el Evangelio, y los que dan frutos, construyen y santifican la Iglesia. Son el modelo y testimonio de la vida cristiana. Por ellos ha valido la pena la entrega de Cristo en la cruz.

Propósito
Preguntarme qué puedo hacer para hacer fructificar mi fe y la de mi familia.

Diálogo con Cristo
Qué fácilmente me olvido de la semilla de gracia que sembraste en mí el día de mi bautismo. Ayúdame a aprender la lección del Evangelio y dame la fuerza para saber renunciar a todo lo que me aparte del fruto que mi semilla puede y debe dar. Que sepa renunciar a mi egoísmo y a todo aquello que constituya un obstáculo para amarte mejor a Ti y a los demás.

16 septiembre 2016

Las mujeres acompañan a Jesús.

BY enformacondios IN No comments


Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Oración Introductoria
Qué dicha la de los Doce y de las mujeres que supieron reconocerte y por ello dejaron todo para acompañarte y servirte. Permite que encuentre la luz y la fortaleza en esta oración para permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presenten dificultades y problemas.

Petición
Jesucristo, ayúdame a escucharte, acompañandote en la oración, en el Santísimo Sacramento.

Meditación
Es indudable que debemos hacer mucho más a favor de la mujer, si queremos dar más fuerza a la reciprocidad entre hombres y mujeres. Es necesario de hecho, que la mujer no solamente sea más escuchada, sino que su voz tenga un peso real, un prestigio reconocido en la sociedad y en la iglesia.

El modo mismo con el cual Jesús ha considerado a las mujeres -el evangelio lo indica así- era un contexto menos favorable del nuestro, porque en esos tiempos la mujer era puesta en segundo lugar. Pero Jesús la considera de una manera que da una luz potente que ilumina un camino que lleva lejos, del cual hemos recorrido solamente un tramo. Aún no hemos entendido en profundidad cuales son las cosas que nos puede dar el genio femenino de la mujer en la sociedad. Tal vez haya que ver las cosas con otros ojos para que se complemente el pensamiento de los hombres. Es un camino que es necesario recorrer con más creatividad y más audacia.

Reflexión
Tres mujeres en primera línea. Cada una con su vocación particular y las tres seguidoras incansables de las huellas de Jesús.

María Magdalena pasó a la historia por ser la primera persona que vio a Cristo resucitado. Todos recordamos esa escena: ella, llorando junto al sepulcro; el Señor que se le aparece como si fuera el hortelano. Luego el encuentro y el anuncio a los apóstoles. María Magdalena, la apasionada discípula que está junto a la cruz en el Calvario, junto a la Virgen y san Juan.

Había otras mujeres que seguían al Maestro de Nazaret. Juana también le acompañó desde los tiempos felices de los milagros hasta el dolor del sepulcro tras la muerte de Cristo. Era una persona importante en la ciudad. Una de esas santas mujeres que sabían estar, al mismo tiempo, entre la alta sociedad de la época y entre los pobres que escuchaban las palabras del Mesías.

También Susana ejerció un papel importante. Ella colaboraba con sus bienes para que el Señor y sus discípulos pudiesen dedicarse a lo importante: la predicación del Reino de los Cielos.

Son mujeres de actualidad, con un testimonio muy vivo. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.

Propósito
Acompañar a Cristo en el Santísimo Sacramento y llevar a los demás un mensaje de amor de Jesús.

Diálogo con Cristo
Permite, Señor, que tanto los hombres como las mujeres de hoy tengamos una gran necesidad de Ti y seamos apóstoles que propaguen tu mensaje de verdad y de caridad.

15 septiembre 2016

María, una espada te atravesará el corazón.

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Ella nos enseña la gallardía con que el cristiano debe sobrellevar el dolor.
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 33-35
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: "Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones."

Oración introductoria
Jesús, hoy no quiero pedirte nada, quiero ofrecerte más bien todo lo que soy y mi humilde esfuerzo de imitar a María, que ante el inmenso e inmerecido dolor que sufrió, supo guardar en su corazón todo lo que no logró comprender. Con mucha fe, confianza y amor te suplico, Madre santísima, que intercedas por mí ante tu amado Hijo.

Petición
María, acompáñame en mi camino de vida, como lo hiciste con tu Hijo Jesús.

Meditación
La Madre de Jesús ha sido colocada por el Señor en momentos decisivos de la historia de la salvación y ha sabido responder siempre con plena disponibilidad, fruto de una profunda relación con Dios, madurada en la oración asidua e intensa. Entre el viernes de la Pasión y el domingo de la Resurrección, a ella se le confió el discípulo amado, y con él a toda la comunidad de los discípulos. Entre la Ascensión y Pentecostés, ella está con y en la Iglesia en oración. Madre de Dios y Madre de la Iglesia, María ejerce su maternidad hasta el final de la historia. Le encomendamos todas las fases del paso de nuestra existencia personal y eclesial, no menos que la de nuestro tránsito final. María nos enseña la necesidad de la oración y nos muestra que sólo con un vínculo constante, íntimo, lleno de amor con su hijo, podemos salir de "nuestra casa", de nosotros mismos, con coraje, para llegar a los confines del mundo y proclamar en todas partes al Señor Jesús, salvador del mundo.

Reflexión
Cuando Dios había decidido venir a la tierra había pensado ya desde toda la eternidad en encarnarse por medio de la criatura más bella jamás creada. Su madre habría de ser la más hermosa de entre las hijas de esta tierra de dolor, embellecida con la altísima dignidad de su pureza inmaculada y virginal. Y así fue. Todos conocemos la grandeza de María.

Pero María no fue obligada a recibir al Hijo del Altísimo. Ella quiso libremente cooperar. Y sabía, además, que el precio del amor habría de ser muy caro. “Una espada de dolor atravesará tu alma” le profetizó el viejo Simeón. Pero, ¡cómo no dejar que el Verbo de Dios se entrañara en ella! Lo concibió, lo portó en su vientre, lo dio a luz en un pobre pesebre, lo cargó en sus brazos de huida a Egipto, lo educó con esmero en Nazaret, lo vio partir con lágrimas en los ojos a los 33 años, lo siguió silenciosa, como fue su vida, en su predicación apostólica...

Lo seguiría incondicionalmente. No se había arrepentido de haber dicho al ángel en la Anunciación: "Hágase". A pesar de los sufrimientos que habría de padecer. ¡Pero si el amor es donación total al amado! Ahora allí, fiel como siempre, a los pies de la cruz, dejaba que la espada de dolor le desencarnara el corazón tan sensible, tan puro de ella, su madre. A Jesús debieron estremecérsele todas las entrañas de ver a su Purísima Madre, tan delicada como la más bella rosa, con sus ojos desencajados de dolor. Los dos más inocentes de esta tierra. Aquella única inocente, a la que no cargaba sus pecados. La Virgen de los Dolores. La Corredentora.

Ella nos enseña la gallardía con que el cristiano debe sobrellevar el dolor. El dolor es el precio del amor a los demás. No es el castigo de un Dios que se regocija en hacer sufrir a sus criaturas, es el momento en que podemos ofrecer ese dolor por el bien espiritual de los demás, es la experiencia de la corredención, como María. Ella miró la cruz y a su Hijo y ofreció su dolor por todos nosotros.

¿No podríamos hacer también lo mismo cuando sufrimos? Mirar la cruz. Salvar almas. La diferencia con Nuestra Madre es que en esa cruz el sufrir de nuestra vida está cargado en las carnes del Hijo de Dios. Él sufrió por nuestros pecados. Él nos redimió sufriendo. Ella simplemente miró y ayudó a su Hijo a redimirnos.

Propósito
Rezar el saludo a la Virgen (Ángelus), preferentemente en familia, o una oración dedicada a Ella, para acompañarla en su dolor.

Diálogo con Cristo
Jesús, mi gran anhelo es tener muy cerca de mí a María, mi dulce Madre del cielo. Señor, gracias por este maravilloso don. En María tengo el mejor ejemplo del seguimiento fiel, amoroso y sacrificado que debo vivir.

14 septiembre 2016

Actitud de los publicanos y fariseos.

BY enformacondios IN No comments


Ellos no creen en la misericordia ni en el perdón: creen en los sacrificios. Misericordia quiere, no sacrificios.
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 31-35
En aquel tiempo dijo el Señor: ¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.

Oración Introductoria
Señor Jesús, acércate a mi vida, quiero tu sabiduría para poder tener un auténtico encuentro con Dios en esta oración, creo, espero y te amo. Ven Señor, ¡no tardes!

Petición
Jesús, te quiero, te pido que pueda gozarte en esta oración.

Meditación
Y así se entienden los diálogos fuertes de Jesús, con la clase dirigente de su tiempo: se pelean, lo ponen a la prueba, le ponen trampas para ver si cae, porque se trata de la resistencia a ser salvados. Jesús les dice: “Pero yo no les entiendo” y señala que ellos “son como aquellos niños: hemos sonado la flauta y no han bailado; hemos cantado un lamento y no han llorado. ¿Pero qué quieren? ¡Queremos salvarnos como nos gusta!”. Es siempre este el cierre al mundo de Dios.

Por el contrario, el 'pueblo creyente' el cual entiende y acepta la salvación traída por Jesús. Salvación que al contrario, para los jefes del pueblo se reducía en sustancia a cumplir los 613 preceptos creados por su fiebre intelectual y teológica.

Ellos no creen en la misericordia ni en el perdón: creen en los sacrificios. Misericordia quiere, no sacrificios. Quieren que todo esté bien acomodado, bien ordenado, todo claro. Este es el drama de la resistencia para la salvación. También nosotros, cada uno de nosotros tiene este drama dentro de sí.

Pero nos hará bien preguntarnos: ¿Cómo quiero ser salvado? ¿A mi manera? ¿Con una espiritualidad que es buena, que me hace bien, pero que está fija, tiene todo claro y no hay riesgo? O del modo divino, o sea en la vía de Jesús, que siempre nos sorprende, que siempre nos abre las puertas a aquel misterio de la omnipotencia de Dios, que es la misericordia y el perdón. Nos hará bien pensar que este drama está en nuestro corazón.

Reflexión
Las sectas se aprovechan de la indecisión de muchos cristianos para derrumbarles su fe y para incorporarlos en sus organizaciones. Por eso hemos de estar vigilantes, afianzando cada vez más los principios de nuestra fe católica.

Jesús compara a los indecisos con unos chiquillos que han perdido la capacidad de reaccionar ante las invitaciones de sus amigos, pues ni bailan ni lloran. Es como cuando vemos el telediario y, después de una noticia trágica, pasamos a la información deportiva como si nada. Nos conmovimos unos segundos y luego nos olvidamos.

Lo mismo sucede cuando entramos en una iglesia y vemos un crucifijo. Ya no nos llama la atención. ¿Y si viéramos a un hermano nuestro retorciéndose de dolor, colgado en el madero por cuatro terribles clavos? ¿No haríamos todo lo posible por bajarle de ahí?

Cristo espera que nuestro corazón vuelva a palpitar y reaccione ante nuestra realidad y la del mundo. Si nuestra fe está marchita, es hora de que rejuvenezca. Si Jesús sigue clavado en la cruz por nosotros, es tiempo de aprovechar la redención.

Porque si no abrimos los ojos, vendrá alguien a tocar a nuestra puerta y nos arrebatará lo más valioso que tenemos, sin darnos cuenta.

Propósito
Buscar en Dios, y en la oración, la respuesta a mis inquietudes y conocer la palabra de Dios.

Diálogo con Cristo
Jesús, no quiero que lleguen los problemas, las enfermedades o el momento de la muerte para saber reconocer la gran necesidad que tengo de tu presencia en mi vida. Por eso, a raíz de este encuentro contigo en la oración, me propongo valorar mi fe y luchar por conocer más Tu Palabra y la Iglesia.

13 septiembre 2016

El hijo de la viuda de Naím.

BY enformacondios IN No comments


Dios sigue haciendo milagros para que nosotros podamos ser felices en Él.
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo iba Jesús de camino a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo: Levántate. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo. Y lo que se decía de Él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.

Oración introductoria
Dios mío, Tan grande es tu amor que no dejas de compadecerte de mí, a pesar de mis debilidades, porque digo y no hago, ofrezco y no cumplo. ¡Ven a iluminar mi oración! Dame la gracia que me hará crecer en amor y en fidelidad.

Petición
Señor, quiero ser todo para Ti, concédeme olvidarme de mis preocupaciones para poder escucharte.

Meditación
«Así les habló a los discípulos, expresando con la metáfora del sueño el punto de vista de Dios sobre la muerte física: Dios la considera precisamente como un sueño, del que se puede despertar.
Jesús demostró un poder absoluto sobre esta muerte: se ve cuando devuelve la vida al joven hijo de la viuda de Naím y a la niña de doce años. Precisamente de ella dijo: "La niña no ha muerto; está dormida", provocando la burla de los presentes. Pero, en verdad, es precisamente así: la muerte del cuerpo es un sueño del que Dios nos puede despertar en cualquier momento.
Este señorío sobre la muerte no impidió a Jesús experimentar una sincera compasión por el dolor de la separación. Al ver llorar a Marta y María y a cuantos habían acudido a consolarlas, también Jesús "se conmovió profundamente, se turbó" y, por último, "lloró". El corazón de Cristo es divino-humano: en él Dios y hombre se encontraron perfectamente, sin separación y sin confusión. Él es la imagen, más aún, la encarnación de Dios, que es amor, misericordia, ternura paterna y materna, del Dios que es Vida.

Reflexión
Hay una diferencia abismal entre las demás religiones y el Cristianismo. En las demás, el hombre va en busca de Dios. En el Cristianismo es Dios el que busca al hombre.

Y en la Iglesia Católica, fundada por Cristo, lo vemos todos los días. Este Evangelio es una prueba más del amor de Dios hacia nosotros, que es infinito. Tiene el arrojo y tesón del amor de padre y el candor y profundidad del amor de madre. Cristo al ver a la viuda que se le había muerto todo lo que tenía en el mundo, se compadece de ella. Del Corazón de Cristo brota esa necesidad de consolar a la viuda y le vuelve a entregar a su hijo. Y así como Cristo entregó alegría a esta viuda, hoy día Cristo entrega a muchos padres angustiados su joven hijo que se fue de casa días atrás, ablanda los corazones de los esposos a punto de separarse, inspira a los grandes empresarios a cambiar de actitud hacia sus colaboradores y, en vez de hundirles en deudas estratosféricas, hacen un trato para arreglar cuentas, etc.

Dios sigue obrando milagros para que nosotros podamos ser felices en Él. Es imposible que a Dios le guste vernos tristes, porque nos ama. Pero si lo estamos... ¿acaso será porque no le hemos permitido a Cristo entrar en nuestras vidas? Pidamos hoy esta gracia a Cristo Eucaristía.

Propósito
Hacer una visita al Santísimo Sacramento para escuchar lo que Dios me quiere decir hoy y dejarlo entrar en nuestra vida.

Diálogo con Cristo
Señor, sé, como decía san Agustín, que las aflicciones y tribulaciones que a veces sufrimos nos sirven de advertencia y corrección, y que si tuviera la fe debida, no temería a nada ni a nadie, porque todo pasa para nuestro bien, si sabemos poner todo en tus manos. Pero bien conoces mi debilidad, mi necesidad de sentir tu consuelo y tu presencia, ven a mi corazón, que quiere resucitar contigo, para poder experimentar el amor de Dios.